AUTOESTIMA: ¿QUE ES Y COMO POTENCIARLA?

¿Quién no ha oído hablar alguna vez acerca del concepto de autoestima?

Es fácil que en algún momento de nuestras vidas, nosotros mismos u otras personas hayan hecho alguna referencia a la alta o baja autoestima que tenemos o tienen.

Sin embargo, a pesar de ser una palabra que está tan de moda y que es objeto de tantos debates, no siempre es comprendida en su justa medida.

Así, cuando afirmamos que hemos perdido o tenemos muy baja la autoestima, ¿a qué nos estamos refiriendo realmente? ¿Cuáles son las consecuencias de una baja autoestima?

En realidad existen múltiples definiciones del concepto de autoestima y no hay un consenso entre los especialistas en cuanto a su definición o significado.

Las distintas definiciones que la han abordado se han referido a aspectos como: quererse a uno mismo; conocerse, aceptarse y valorarse; confianza, respeto y valoración positiva de uno mismo; grado en que una persona se siente valorada y competente; etc…

En lo que sí que hay consenso es en asegurar que una autoestima “sana”  está constituida por pensamientos, sentimientos y conductas, positivos y constructivos, acerca de uno mismo  y que van a  favorecer el buen funcionamiento psicológico y el adecuado manejo de nuestras emociones.

Llegados a este punto cabría preguntarnos de qué depende nuestra propia estima, pudiendo mencionar algunos aspectos claves en su desarrollo como son:

  • El talento y las destrezas que poseemos de forma natural; que hemos desarrollado a lo largo de nuestra historia personal y que seguimos potenciando en el momento presente de nuestras vidas.
  • Las experiencias de éxito y fracaso que hemos tenido a lo largo de nuestra vida y de cómo hemos gestionado cada uno de ellos; de manera que percibamos nuestros fracasos como oportunidades para aprender y enriquecernos. Y, por supuesto, atribuir nuestros éxitos, a nuestra capacidad para lograrlos, evitando hacer atribuciones externas, basadas en la mala o buena suerte.
  • De la admisión de la idea de que para vivir nuestras vidas intensa y satisfactoriamente, es necesario asumir cierto nivel de riesgo, aceptando la posibilidad de fracaso.
  • La educación recibida, de forma que una educación inspirada en la confianza y en las potencialidades de cada uno garantizará un mejor autoconcepto y percepción de autovalía.
  • La manera de interpretar el entorno. Cuando nuestra forma de ver las situaciones adversas y de conflicto que nos suceden se basa en interpretaciones negativas y destructivas, es fácil que la consecuencia sea la aparición de sentimientos relacionados con la incapacidad, impotencia y frustración; quedando la autopercepción de valía seriamente dañada.
  • La idea basada en la necesidad de perfeccionismo (querer hacerlo todo perfecto) y las autocríticas negativas y destructivas, constituyen una “bofetada” para la autoestima; predisponiéndonos al desequilibrio emocional.
  • La permanente comparación con los demás; haciendo depender nuestra propia estima de la aprobación de ellos, hace que nuestra autovaloración fluctúe al son de sus valoraciones. Llegaremos a sentir la autosatisfacción personal únicamente cuando nuestra aprobación no dependa de la de los demás, desarrollando la capacidad de decidir por nosotros mismos.

En término general, potenciaremos nuestra autoestima sana cuando aceptemos las cosas que no podamos cambiar, nos esforcemos por cambiar las que podemos cambiar y distingamos la diferencia entre unas y otras (Reinhold Niebuhr).

 

Mª José Lara Hurtado

Psicóloga del Centro de Psicología Lara.